Jiquipilco El Viejo constituye una zona arqueológica inexplorada que esconde algún antiguo teocalli. En sus alrededores se han encontrado diversos vestigios arqueológicos como figuras humanas, puntas de flecha, vasijas, metates y otros utensilios.
Inmuebles que constituyen parte esencial del legado histórico cultural de
Temoaya. Destacan el santuario del Señor Santiago y las iglesias de los pueblos más antiguos del municipio: San Pedro Arriba, La Magdalena Tenexpan, San Diego Alcalá y San Lorenzo Oyamel, que proceden de la época colonial. Otras construcciones con importancia arquitectónica son la hacienda de Buenavista, la antigua capilla de la hacienda de Pathé, el Rancho de Cordero, el Rancho de Luna, el puente del río Lerma (1846) y el puente "Porfirio Díaz" (1908), en la antigua ruta del camino real de
México a Michoacán.
La imagen ecuestre del "Señor Santiago" constituye, en su género, una escultura única en Latinoamérica, por su antigüedad y tamaño colosal. Es una verdadera reliquia del arte indígena colonial cuya técnica de elaboración es de origen prehispánico. Se trata de la clásica representación de Santiago Matamoros que muestra a un guerrero medieval a caballo en actitud de combate.
DANZAS
Existe una cuadrilla de caporales que visten calzón y camisa de manta, dando la nota característica los sarapes que portan, pintados de color morado con grana y adornados con grecas blancas. Los integrantes bailan al son del tambor y el violín, representando a los trabajadores de las antiguas haciendas dedicados a cuidar el ganado.
La danza de pastoras es la más común en Temoaya. Está formada por niñas y adolescentes que portan trajes blancos y un velo del mismo color, que al son del tambor y violín bailan y cantan frente a una "estrella" que porta el mayordomo que encabeza la cuadrilla. Cada semana, a partir del 8 de septiembre, día del nacimiento de la Virgen María, una cuadrilla acude al santuario para presentar la danza y sus ofrendas de flores y cohetes. En la Nochebuena danzan todas las cuadrillas mientras esperan el nacimiento del Niño Dios.
Durante la fiesta patronal se presentan grupos de santiagueros y concheros. Estos últimos, lucen vistosos penachos con plumas de colores, pectoral, taparrabo y capa, decorados con motivos prehispánicos; además, en los tobillos llevan una sarta de cascabeles que suenan al ritmo de la música. El ritual de la danza es producto del sincretismo cultural entre la religión prehispánica y la cristiana, y guarda relación con el mito solar de la creación.
Música
Existen algunas piezas musicales de tradición otomí con riesgo de desaparecer, a saber: Chimarecú, Naki ma Tosho Njú y Rosa María, Chicashti Deni. En otros tiempos durante los casamientos se bailaba el Chimarecú al final de la fiesta para despedir a los compadres. El grupo musical Los Auténticos Otomíes interpreta sones tradicionales como el Chimarecú, música religiosa y popular.
Tradiciones
Persisten ciertas costumbres que hablan del espíritu tradicional de la población. Son prácticas que afloran en momentos cruciales de la vida, en los usos cotidianos o en los festejos. Entre los grupos otomíes, se conservan con gran fuerza las costumbres relacionadas con el "moshte" (ayuda durante la época de cosechas, algún festejo familiar, o un velorio), el trueque y la celebración del "día de muertos".
Día de muertos.- Se celebra con la preparación de un altar con ofrendas para esperar la visita de las almas de los difuntos. La ofrenda para los "muertos chiquitos" incluye chocolate, leche, pan, frutas y dulces, entre otras cosas; en cambio, para los difuntos adultos se preparan los alimentos que más preferían en vida, botellas de licor, pulque y cigarros. La ofrenda se adorna con un sahumerio, calaveras de azúcar, borreguitos de alfeñique, velas y flores de cempasúchil.
Artesanías
La manufactura de ayates, fajas, chincuetes y sarapes, en telares rudimentarios de herencia prehispánica, constituyen una expresión auténtica del arte otomí que vino a enriquecerse con el bordado y deshilado, pero sobre todo con el anudado de los famosos "Tapetes Temoaya", que han sido catalogados entre los mejores del mundo por su incomparable calidad y diseños originales, que reflejan los orígenes de un pueblo lleno de historia, magia y tradiciones.
Gastronomía
Productos como barbacoa de carnero, chicharrón de cerdo, carnitas, longaniza, carpa, tamales de charales, tlacoyos de haba o flor de calabaza, el tradicional "taco de plaza" y el típico pulque de la región, han dado fama al tianguis dominical.
CENTROS TURÍSTICOS
El Centro Ceremonial Otomí resulta atractivo para realizar días de campo, caminar y disfrutar del paisaje. Está ubicado a 12 kilómetros de la cabecera en medio de tupidos bosques de coníferas. En días festivos hay charreadas en el lienzo local.
FUENTES CONSULTADAS
Ø Enciclopedia de los Municipios de México